los valores que sintetizan mejor la europa moderna son universales. europa es -y nos enorgullece- una expresión de la diversidad, lo pequeño, las diferencias, las minorías y las lenguas. debido a esta dialéctica entre lo universal y lo local, europa se entiende como una síntesis sabia y equilibrada. no obstante, el nacionalismo, la exacerbación de las naciones, el privilegio de lo propio y local, también nació aquí.
el nacionalismo determinó lo más negativo de la moderna historia europea: la confrontación, la violencia política, la guerra civil y entre estados, el genocidio y el totalitarismo. en europa se produjeron profundos cismas religiosos, culturales, políticos, económicos, sociales y lingüísticos. las guerras europeas, mundiales en el siglo xx, lo fueron por el motivo de la nación, de la imposición de supuestos derechos. los crímenes que en europa se sucedieron desde la revolución francesa, el terrorismo y el exterminio, fueron todos instrumentalizados por el nacionalismo. la desintegración, la negación de lo común y el imperio de lo particular van siempre con la nación, a veces con la clase social y su instrumento es el estado.
la nueva europa, la ue, está, pues, en contradicción con el nacionalismo. la integración europea se ha hecho con el respeto, la paz y el rule of law, que malamente traducimos por estado de derecho. como continente abierto y sociedad avanzada, europa es lo opuesto al nacionalismo. la integración se propuso hacer imposible la guerra. por ello, la unión europea se sustenta en el principio de no discriminación por nacionalidad. esto es, en francia un alemán debe ser tratado como lo es un francés y viceversa, y así multiplicado por 28. comprenderemos la profunda capacidad transformadora de este principio de europa, de la unión y del derecho europeo. comprenderemos cuan esencial es este magnífico principio de no discriminación para la libertad de los europeos, para sus derechos y deberes.
en la nueva europa las regiones encontraron un mejor encaje. es el caso, especialmente, de las zonas situadas a ambos lados de las fronteras de estados miembros, regiones a veces partidas por viejas guerras, disputadas por uno y otro estado, suelo de batallas sanguinarias, como la que comenzó hace 100 años. la vieja europa supo hacer la guerra y matar. la nueva ha sabido hacer la paz y respetar.